— ¡Mira esta paloma de papel mamá! —mi madre seguía al teléfono.
«Ya te dije que no me digas solterona —rio con su interlocutora.
»Sí, esa fue la peor de mis bodas —seguía la conversación muy animada y risueña— pero estábamos locos de amor… listo…ya… mañana te cuento, chau! —y colgó.
— ¡Margarita! ¡Ya te he dicho que no me interrumpas cuando hablo por teléfono carajo! —dijo con su tono de hastío— ¿escuchaste lo que dije de Gregorio?
— Sí mamá— respondí triste.
— ¡Pues no se lo digas a nadie o te cae! —gritó mientras amagaba un golpe hacia mi cara.
Esa era mi madre, mi historia está escrita con tinta roja, aún sigo viviendo aquí, sola en esta ciudad de m…
Mi madre era muy popular en el barrio, alias “La Gringa” era una chica risueña y de buen ver, pero nunca me perdonó haber nacido en los días de Santiago, quien fue el peor de sus amantes. Aun así, heme aquí en el cementerio general, bajo este loco cielo de abril con flores en mi mano y una carta de perdón sincero. Debo hacer esto para comenzar a sanar y vivir la vida que quiero… vaya utopía, nadie puede tener la vida que quiere mientras viva en la casa rosada.
Una vez le conté a Rosa Chumbe, la chica del cuarto de al lado que me gustaría huir a la selva y dejar esta vida atrás.
—Jajajajajajaja —rio ella— en la selva no hay estrellas hijita, es la muralla verde, mejor quédate aquí y reza por un día sin sexo. —sus veinte años aquí la habían vuelto pesimista.
—Lloré toda la noche y llegué a la conclusión de que el cariño siempre será para mí lo que nunca tuve, el tesoro anhelado, el bien esquivo.
Cuando desperté, en la esquina de mi cuarto, sobre el catre sudoroso había posada una mariposa negra, dicen que es señal de muerte, es la primera visitante que entra aquí y no exige nada de mí, que no mancilla mi honra, sólo viene y me acompaña. Creo que esta noche mi yo se irá con ella, que hagan con mi cuerpo lo que quieran, como han hecho todos estos años.

Es una ciudad y los perros.
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Claro Ivan, pero esa es otra. Ciudad de M es com Cristian Maier y Gianella Neyra
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